miércoles, 30 de enero de 2008

Flor nocturna

Sobre el mar descansa ya
la estrella que alguna vez durmió en el cielo
y mi otra mitad ausente se esconde en los espejos,
en tanto este sentimiento invertido se desfigura en amor.

No se porque siempre vuelvo a ese febrero de veintinueve
que me enfrenta con tus ojos
y a una luna de septiembre que no tiene brillantina
y a los duendes que curiosean tras margaritas de pétalos impares,
a la ventana donde se vuelve a ver la lluvia entristeciendo la tarde.

Se me van de a montones estos segundos
y en algún aquelarre las brujas espesan la sangre de mi corazón,
el manto suave que roza mi piel y tu cintura
se va deslizando en un zaguán de amor urgente
hasta quedar tu desnudez entre mis dedos,
mi pasión sobre tus deseos,
mi fantasía vertida en dos copas.

No sabré la palabra que se aquieta en tus labios,
ni la mía se despojará de este silencio;
solo un beso se pronunciará oportuna y mansamente.

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