lunes, 22 de octubre de 2007

Al saber del crepúsculo

Yo que te quise bajar la luna
pero me dijeron que no se podía,
que prometí amarte por siempre
y me hicieron saber que el amor se muere;

Yo que soñé contigo tantas noches
y descubrí que la realidad
es caprichosa a los sueños,
que te esperé en alguna esquina
donde ni el azar ni el deseo te trajeron nunca;

y salí a buscarte muchas veces de nuevo,
entonces, me enredé en otros brazos,
besé otras bocas,
amanecí entre otras sábanas
rozando orillas de otros cuerpos
pensando quizá despertar algún día
en el laberíntico amor de tu universo
y perderme allí,
mil veces de nuevo.

miércoles, 17 de octubre de 2007

...

Ha caído desde el cristal mojado
la luz perlada de la luna hermosa
dibujando en la habitación monocromática
el contorno de tu silueta de ángel.

No besaré las horas lejanas
donde el entristecer eclipsaba la tarde
de matices de tus ojos ensoñados,
no habrá lecho para las flores marchitas
que en mi alma descienden como diluvio.

Aquí mis ataduras son las del tiempo
que lejano y silencioso recorre
las oscuras calles empedradas y sus charcos,
las sensaciones de la voluntad castigada,
en ausencias que se sientan a jugar a las cartas
con los duendes del azar.

Cuanto he deseado de la luna
su piel blanquecina y húmeda,
los ojos profundos y quietos
de la dama misteriosa
y el pecado de la virgen de los sueños,
la misteriosa y quieta forma de amar
de las cenicientas de esquinas y tacones.

Te beso un beso
de mil palabras que no pronuncio
porque sabes que no puedo...
Ruedan mis dedos por tu piel de damasco
hasta caer en el abismo de tus pechos
abriendo la primavera de flores de tu inocencia
y tan solo te quiero,
tan solo te quiero,
solo te quiero,
te quiero.

lunes, 15 de octubre de 2007

Demasiado mas tarde

Demasiado mas tarde
cuando dije que te amaba sin decirlo,

Demasiado mas tarde
cuando las hojas descansaban
sobre el viento del otoño,

Demasiado mas tarde
cuando las amapolas rojas
eran presas del invierno,

Demasiado mas tarde
cuando la primavera se demoraba
entre pétalos azules,

Demasiado mas tarde
cuando entre un mar de sábanas blancas
llegué a orillas de tu cuerpo,

Demasiado mas tarde
cuando la razón sentenció que ya era tarde
era demasiado temprano, entonces,
para abrirle los ojos a este sueño.

sábado, 13 de octubre de 2007

A la sombra de algún recuerdo

‘Enterradora de sueños,
ya he quedado entre tus manos’
–sentencia final del infinito–

Yo vestía mis tristezas
con las luces de los atardeceres;
aprendí en tanto a llorar en los pequeños submundos
de la primavera,
donde los duendes se revolcaban entre las flores
y se desnudaba tu piel dulce.

Robé solo dos estrellas de tus ojos,
no me culpes de esperarte
en el lugar equivocado
si nunca encontré la cruz del sur en mi cielo
y tú, escapaste huyendo de lo real.

lunes, 8 de octubre de 2007

Entre mi soledad

La luna está
sobre el corazón de la noche,
está como mis sueños
buscando algún lugar.

La luna está
desnuda, sola cubierta por su brillo
es como una redonda naranja
girando entre los pétalos de las estrellas.

La luna está,
no se si lúcida o alucinando,
como riendo pero llorando,
sobre la noche eterna
que perdió su corazón;
está como mis sueños
buscando algún lugar.

martes, 2 de octubre de 2007

Desvelo I

Mientras tu corazón es un laberinto,
el juego de mi destino es perderme una y otra vez
en esas encrucijadas misteriosas,
en esas mentiras que tejes,
en esos silencios nocturnos y ausentes...
en el devenir de locura infinita
de vender flores en las esquinas del otoño...

Eso de andar buscando llaves
para abrir cajones y encontrar
algún amor o un corazón hechizado;

esa bendita duda taciturna
donde se amontonan duendes y fantasmas,
y por la ventana es fascinación abstracta
entre luces, jazmines y tristezas;

esa silueta tuya
entre sábanas y sonrisas
ese cuerpo donde te descubrí única
tan llena de todo lo que me falta
tan soñada y tan mágica;

todo eso que se busca,
aparece,
y se pierde en un segundo.

lunes, 1 de octubre de 2007

Para cierta mujer que descansa en mis sueños

Alguna vez te vi recostada sobre pétalos de rosas,
rosas blancas y puras,
y sobre tu piel descendía mágica
la blancura diamantada de la luna;
vi como el mar mojaba con su lengua
tus pequeños pies descalzos en la orilla...
de repente florecías en un jardín lleno de flores,
cuando en medio de aquel hechizo,
observabas el (infinito) horizonte,
quizá queriendo descubrir el misterio anaranjado
del día que se lleva los últimos besos de tu boca
y corriendo tras el verde, vi al viento mecer tu vestido
mientras apreciabas el canto del silencio
y te vio también el cielo que apreciaba tu encanto.

Y el sol se encendió tan fuerte
y fue día de repente,
y fue noche muy temprano;
en un eclipse pronunciado en el universo de tus ojos.

Entonces tomaste el cielo de mi mundo entre tus manos,
el canto del silencio se quedó en tu alma,
en tu corazón el jardín donde florece fragilidad y calma
y en tu candor las rosas blancas;
y tu quedaste para mí
en ese único sueño, en ese eterno deseo,
en esta loca fantasía
de poder encontrar el zapatito de princesa
para tus pequeños pies descalzos...
y así quedó mi vida tan llena de ti.