Mientras tu corazón es un laberinto,
el juego de mi destino es perderme una y otra vez
en esas encrucijadas misteriosas,
en esas mentiras que tejes,
en esos silencios nocturnos y ausentes...
en el devenir de locura infinita
de vender flores en las esquinas del otoño...
Eso de andar buscando llaves
para abrir cajones y encontrar
algún amor o un corazón hechizado;
esa bendita duda taciturna
donde se amontonan duendes y fantasmas,
y por la ventana es fascinación abstracta
entre luces, jazmines y tristezas;
esa silueta tuya
entre sábanas y sonrisas
ese cuerpo donde te descubrí única
tan llena de todo lo que me falta
tan soñada y tan mágica;
todo eso que se busca,
aparece,
y se pierde en un segundo.
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