miércoles, 22 de julio de 2009

Poema para Irene

Sólo no sé decirte cuanto te amo
y me has sacado una sonrisa,
sin distinguir entre sueño y realidad
voy junto a tus pasos haciendo esta vida,
voy tomado de tu mano en este juego de amor,
en el malabarismo de la suerte de tenerte a mi lado,
en una rayuela hasta el cielo
en el ocaso donde nace tu nombre
y se me pierden mil palabras en tu belleza;
qué diré entonces cuando te mire
y no deje de mirarte,
cuando esa postal que es tu piel
sea todo lo que tenga
en el tiempo detenido en el tiempo
y el alrededor se vuelva misterio,
hechizo de las hadas, utopía celeste;
qué hacer entonces
cuando tanto amor sea tanto
que quiera quedarme en ti
y que te quedes en mi,
que quiera perderme en tu corazón
persiguiendo las travesuras
que me regala tu ternura;
cómo volver de tus pupilas
que me envuelven en el sosiego más puro
y salirme de esos renglones en blanco
buscando escribir eso que diga tanto amor,
habré de buscar el sueño colgado de una estrella
la paloma blanca sobre el balcón de la luna,
partiré hacía tu cuerpo que es mi descanso
y me detendré en el encanto de tu hermosura,
llenaré tu vida con pétalos de jazmines
y amaneceres pintados de sol y nubes.

jueves, 16 de julio de 2009

Plegaria de amor

Quedate quieta a mi lado
El sueño no se ha dormido todavía
y la luna ancló en un cielo de papel,
El frío invierno teje calcetines
mientras vos y yo jugamos a desarmarnos,
a descubrirnos,
a llenarnos de amor la piel,
de amor el alma;
la pasión y el deseo hacen eclipse en lo oscuro,
todo queda quieto alrededor de los besos
que se trepan y se enredan,
que se aman y se besan,
que se conjugan y se manifiestan,
palpita la carne entre el roce y los suspiros,
romántica tu alma se desviste y se hace sueño,
se hace flor preciosa con matices del amanecer,
se enciende con la luz de las estrellas
en la noche de los amantes;
estando tan cerca de la eternidad
del maravilloso altar de tu desnudez
solo quiero nombrarte, sentirte,
conocer el centro de tu perfección,
descubrir tu corazón y llenarlo de latidos;
en el tiempo detenido que dura tu sonrisa,
en el tiempo concebido que dura mi razón.