Es un amor desprolijo, sin dudas. Eres la perfección de la hermosura. Eres la princesa de un cuento, una figura sutil. Tu rostro pálido, ojos verde mar, mejillas apenas sonrojadas, una nariz pequeña, labios finos. Son cautivantes tus pasos, ver tu andar, sentir tus pasos en las callejas vacías y adivinar, casi por instinto, tu venida. Eres la figura que se acerca a lo imaginario, una silueta que se mueve dulcemente, las caderas escurridizas en horas del amor. Tu pelo lacio y negro. Eres la plegaria del poeta sin musa. Eres silencio. Eres misterio…
Recuerdo que te conocí en la misma esquina que hoy la espero. Ya anochece y los principios del otoño se encaprichan con un cielo nublado y una brisa fresca. Vienes a lo lejos. Traes la misma boina tejida que tenías cuando te conocí. El viento juega contigo que tienes una mano sobre la boina que intenta desprenderse de tu cabeza. La otra mano aferra tu vestido, no corto, pero si lo suficiente para provocar tantos deseos de amarte como hoy siento. Te veo venir, tu tan suavemente venir. Me incorporo de la acera donde estoy sentado y voy hacía ti. Corres hacía mí, nos abrazamos, nos besamos y caminamos de la mano hacía el lugar que nos espera.
Te invito aquí,
es una pena cenicienta,
la paz de los inciensos,
los pormenores de tejer fantasías
y poner en cajitas de cristal
los besos que me has dado.
Verter en copas
las lágrimas de tantos llantos
y encender los faroles
en las calles de las nostalgias.
Sentir como un puñal los recuerdos
de tus pasos,
y los tangos de San Telmo,
y los charcos de caminos empedrados.
Como vienes a mí, Malena,
a la cama donde siempre te amo
en ausencias cuando partes
o cuando regresas a mi lado.
Recuerdo que te conocí en la misma esquina que hoy la espero. Ya anochece y los principios del otoño se encaprichan con un cielo nublado y una brisa fresca. Vienes a lo lejos. Traes la misma boina tejida que tenías cuando te conocí. El viento juega contigo que tienes una mano sobre la boina que intenta desprenderse de tu cabeza. La otra mano aferra tu vestido, no corto, pero si lo suficiente para provocar tantos deseos de amarte como hoy siento. Te veo venir, tu tan suavemente venir. Me incorporo de la acera donde estoy sentado y voy hacía ti. Corres hacía mí, nos abrazamos, nos besamos y caminamos de la mano hacía el lugar que nos espera.
Te invito aquí,
es una pena cenicienta,
la paz de los inciensos,
los pormenores de tejer fantasías
y poner en cajitas de cristal
los besos que me has dado.
Verter en copas
las lágrimas de tantos llantos
y encender los faroles
en las calles de las nostalgias.
Sentir como un puñal los recuerdos
de tus pasos,
y los tangos de San Telmo,
y los charcos de caminos empedrados.
Como vienes a mí, Malena,
a la cama donde siempre te amo
en ausencias cuando partes
o cuando regresas a mi lado.
1 comentario:
Hola Max,
Te parecera raro q te escriba desp de tanto tiempo, no?
Bueno, simplemente aqui estoy y estare, sabes q podes seguir confiando en mi para lo que necesites...
Es una sensacion rara al leer tus ultimas poesias, pero si vos estas bien, me pone contenta q hayas encontrado quizas una nueva musa inspiradora... aunque todo siga siendo un tanto confuso...
Un beso grande,
May
PD: Venis el sabado?
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