jueves, 7 de mayo de 2009

Solicitada modesta

De buenas a primeras
advierto que abrir un ventanal
no sólo es eso
(es decir, abrir un ventanal)
sino mucho más que eso;
abrir un ventanal es dejar pasar
a la luna o al sol,
es dejar que el amanecer se amontone
en los rincones de la casa
o la noche se desplace
con pasos sigilosos de ladrón,
es traer la vida de allí fuera aquí dentro,
es distraer el extraño viaje del viento,
es la invitación a que entre una hoja del otoño
o el perfume de los jazmines y los tilos,
es como si salieran golondrinas de sueños y deseos
a estrellarse contra el mundo,
es asomarse a la áspera rutina
con alas de libertad
cortando en tajadas las tristezas,
es desperezarse cada mañana y recibir el beso
que se perdió entre los amantes
en medio la confusión, las corridas,
los tropiezos y la prisa del reloj;
por eso es preciso y necesario
abrir los ventanales del mundo
y así la vida se suceda quizá diferente
en esa tentativa de ventanales abiertos.

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