Entre esquinas y esperas

A este amor de tres meses y trece días...

para vos que sos el altar de mis sueños...

Cambiame el corazón
quizá tenga la fatiga
de este mundo en ruinas
y el desvelo de una noche
tan larga y negra
como la espesura de las sombras.

Cambiame el corazón
que se oxida en la razón
de esta vida que no es vida para muchos,
de las mentiras que muerden el pan;
del hambre que es alimento
de la cena que se sirve en la calle.

Cambiame el corazón
dejalo en el umbral de un atardecer
mientras yo me recuesto en tus párpados
o busco el cielo entre tus labios.

Cambiame el corazón
como cuando cada rato de amor es infinito,
como cuando te amo y te amo en este rito,
como cuando salga a descubrir tu cuerpo
y se haga eterna esta calma.

Cambiame el corazón,
que el nuevo corazón tenga tus caricias
que siga teniendo los latidos acelerados
de cuando vienes o cuando estas por llegar
que tenga la ilusión de cada despertar
y la locura de inventarte cuando no estás.

Cambiame el corazón,
sólo me basta verte así,
llena de luz y magia,
intacta y pura
cuando te siento tan mujer
y tu cintura es la orilla de un río.

Existencial

La mariposa de hierro
forja un vuelo que atraviesa el aire,
lo rompe como un cristal,
estría el paisaje de sol y sombras.

Aquí los dioses existen
porque existe el hombre,
igual que el pan y el caos,
creación del hombre;
hombre que se hace a si mismo,
le pesa el corazón a veces,
otras es un tumulto de carne y venas.

Anda sobre este camino,
que se parece tanto al desandado,
el caminante con sus pasos;
sus ojos miran atrás y adelante
postergan futuros,
deshilan pasados.

Forma de nada tiene todo,
es donde convergen los puntos,
el otro lado de lo que existe
al otro lado de la inexistencia.

Se sueltan las manos,
se quiebra una herida,
andarás alborotando mis días
que te besan y no terminan,
se hacen noches
que suben escaleras hasta el cielo
de tantos “te quiero“,
que bajan escaleras al corazón
de tu profundidad donde me pierdo.